El “Gloria al Padre” es una oración fundamental en la liturgia católica, y su uso se remonta a los primeros siglos de la Iglesia. La oración es una afirmación de fe en la Santísima Trinidad, y su estructura refleja la comprensión de la Iglesia sobre la naturaleza de Dios.
El texto completo del “Gloria al Padre” es el siguiente: “Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.” Esta oración se divide en tres partes: una doxología (“Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo”), una declaración sobre el tiempo (“Como era en el principio, ahora y siempre”), y una afirmación sobre la eternidad (“por los siglos de los siglos”).
La doxología es una forma de alabanza común en la liturgia católica, y se encuentra en muchas otras oraciones y cantos. La afirmación sobre el tiempo y la eternidad es una expresión de la creencia de la Iglesia en la existencia atemporal de Dios, y su papel como creador y sustentador de todas las cosas.
En la Misa, el “Gloria al Padre” se reza al comienzo del Gloria, una oración que sigue la Confesión y Absolución y precede al salmo responsorial. En el Rosario, la oración se recita después de cada misterio, junto con el “Padre Nuestro” y la “Ave María”.
Además de su uso en la liturgia, el “Gloria al Padre” también se usa como una oración independiente, en momentos de adoración y reflexión personal. Su breve pero poderosa declaración de fe en la Trinidad lo convierte en una herramienta valiosa para los católicos que buscan fortalecer su relación con Dios.
La oracion del Gloria es la que se usa comúnmente en la Misa y otras liturgias católicas.
“Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.”
Hay una versión larga del Gloria que se usa en ocasiones especiales, como en la Vigilia Pascual. Esta versión es un poco más detallada y contiene algunas adiciones en la sección central. Aquí está el texto completo del Gloria largo:
“Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.”